Vid

El cultivo de la vid

La vid pertenece a la familia de las Vitáceas. Es una planta leñosa de hoja caduca, trepadora, de tallo frecuentemente sarmentoso, que presentan zarcillos opuestos a las hojas. Los zarcillos son estructuras (tallo, hoja o peciolo) largas que son útiles para apoyarse y sujetarse a otras superficies o estructuras. Las hojas son palmeadas, lobuladas y de bordes dentados, colocadas de forma alterna y sus flores y frutos crecen en racimos colgantes.

La planta de la vid tiene una vida muy larga, teniendo un largo período juvenil (3-5 años), durante el periodo juvenil no tiene fase reproductiva y por tanto no produce fruto.

Exigencias del cultivo en suelo y clima

La vid es una planta de gran rusticidad que se adapta bien a todos los tipos de suelo, pero existen tres factores que pueden ser limitantes para su cultivo: la salinidad, el exceso de caliza y los niveles elevados de arcilla.

La vid es una planta propia de climas moderados y templados, situación que le permite atravesar por un periodo de actividad vegetativa y otro de reposo invernal. La planta de la vid comienza su actividad a partir de unos 10 ºC , siendo su intervalo óptimo de desarrollo entre 20-25 ºC. Por encima de los 42 ºC se producen quemaduras de hojas y racimos. 

Las precipitaciones y su distribución juegan un papel crucial en el cultivo de la vid, necesitando alrededor de 300 mm de agua a lo largo de todo su ciclo vegetativo, bien sea como agua de lluvia o como aporte externo en forma de riego.

Necesidades nutricionales

El cultivo de la vid, al igual que todas las plantas, necesitan de los elementos nutricionales esenciales para su desarrollo. Aunque la cantidad que necesita la planta de cada uno de ellos es diferente, todos son fundamentales para el desarrollo adecuado del cultivo y la falta o exceso de alguno de ellos produciría problemas en el desarrollo del cultivo. 

Para conocer la cantidad de cada uno de los nutrientes que debemos aplicar a nuestro cultivo, debemos conocer el nivel de fertilidad o el estado nutricional de nuestro suelo. Se debería realizar un análisis de suelo en algún momento de nuestro cultivo, ya que si por ejemplo tenemos un suelo rico en potasio podríamos reducir la dosis en este elemento y ahorrar costes en la fertilización de nuestro cultivo. Una vez conocida el nivel de fertilidad de nuestro suelo, debemos conocer la extracción de nutrientes que realiza nuestro cultivo (depende de la producción final esperada) en cada una de las fases de su desarrollo (Tabla 1). 

Tabla 1. Exportaciones de macroelementos: hojas, racimos y sarmientos (kg/ha). MARM (2011)

Referencia N P2O5 K2O CaO MgO
Media 52 16 60 73 15
(20-70) (7-25) (30-70) (50-120) (10-25)

Recomendaciones de abonado

A la hora de aportar los nutrientes, debemos tener en cuenta la interrelación existente entre los nutrientes del medio de cultivo (relaciones de sinergia y antagonismo) y la eficiencia del tipo de fertilizante utilizado. Dependiendo de la eficiencia del fertilizante y del método de aplicación utilizado, podemos calcular la dosis adecuada del fertilizante para cubrir las necesidades del cultivo. Utilizar cantidades inadecuadas, inferiores o excesivas de algún nutriente, nos aleja de conseguir el objetivo del abonado que es el adecuar la incorporación de nutrientes a las necesidades de los cultivos maximizando el aprovechamiento de estos. Teniendo en cuenta las consideraciones realizadas a lo largo de la exposición anterior, la tabla 2 recoge recomendaciones medias de abonado de mantenimiento en viñedo, en función al rendimiento. Estas recomendaciones deberían ser modificadas para ajustarse a los resultados obtenidos en el análisis foliar que deberíamos realizar anualmente.

Tabla 2. Abonado de mantenimiento del viñedo (kg/ha). MARM (2011)

Rendimiento (kg/ha) N P2O5 K2O MgO
≤ 6.00 ≤ 35 ≤ 20 ≤ 60 ≤ 15
6.000 – 9.000 35-45 20-25 60-80 15-20
≥ 9.000 45-60 25-40 80-100 20-25

Cultivo de secano o con riego de apoyo sin uso de fertirrigación

En secano se realiza normalmente un solo un abonado de fondo en el centro de las calles, con un abono adecuado a los niveles de elementos nutritivos del suelo y a la precipitación media de la zona, un mes antes de la brotación. Una vez conocida la cantidad de cada uno de los nutrientes que es necesario aportar para nutrir adecuadamente el cultivo, debemos definir el fertilizante que tenemos que utilizar y para el cultivo de secano Herogra recomienda:

NEO
HEROSOL ORO
HEROSOL
HERORGAN

 

Cultivo de regadío

Para usar la fertirrigación en el cultivo de la viña, tenemos que definir cuando debemos aplicar cada nutriente, para que las aportaciones de éstos se adapten adecuadamente a las necesidades. En la tabla 2 se especifica la distribución de las necesidades totales de los nutrientes del cultivo en cada fase o período de desarrollo.

Tabla 1. Aportaciones mensuales de nutrientes en fertirrigación (%).

 

Fase de cultivo N P2O5 K2O Mg
Brotación – Inicio de floración 16 16 10 8
Floración 23 33 25 23
Cuajado – Racimo cerrado 10 35 31 28
Racimo cerrado – Envero 10 4 20 28
Envero – Recolección 0 0 7 13
Recolección – Caída de la hoja 42 13 7 3

 

Una vez conocida la cantidad de cada uno de los nutrientes que es necesario aportar para nutrir adecuadamente el cultivo y en los momentos que lo debemos hacer, tenemos que definir el fertilizante que debemos utilizar y para ello Herogra recomienda:

ABONADO DE COBERTERA FERTIRRIGACIÓN
NEO FERTIGOTA
HEROSOL ORO TECNOPLUS
HEROSOL
HERORGAN

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