Frutales de hueso

El cultivo de lo frutales de hueso

Los frutales de hueso pertenecen a la familia Rosaceae, concretamente al género Prunus, incluye varias especies cultivadas por sus frutos, como son el ciruelo, el cerezo, el melocotonero, el albaricoquero y el almendro. Son árboles de hoja caduca que producen un fruto carnoso cuyas semillas se encuentran dentro de un hueso duro (drupa).

Exigencias del cultivo en suelo y clima

Los frutales de hueso son frutales de zona templada y su resistencia al frío depende de la especie y de la variedad cultivada, aunque de forma general pueden soportar en parada invernal temperaturas de -20ºC sin morir.

El cultivo de los frutales de hueso necesita suelos profundos, recomendando su cultivo en suelos con una profundidad no menor a 1 metro, donde no haya problemas de encharcamiento y la capa freática se encuentre como mínimo a 1,5 metros de profundidad. En nuevas plantaciones, si los suelos son poco profundos o con tendencia al encharcamiento, la plantación se debería efectuar sobre caballones, mesetas corridas o lomas. El suelo recomendado para el cultivo de los frutales de hueso sería un suelo profundo, sin problemas de encharcamiento, con una textura franca, una concentración menor al 6% de caliza activa, un contenido de materia orgánica del 2%, un pH entre 7 – 8,2, un SAR menor de 7 y con una conductividad eléctrica menor a 2 dS/m; aunque se puede cultivar en otros tipos de suelo.

Necesidades nutricionales

Los frutales de hueso, al igual que todas las plantas, necesitan de los elementos nutricionales esenciales para su desarrollo. Aunque la cantidad que necesita la planta de cada uno de ellos es diferente, todos son fundamentales para el desarrollo adecuado del cultivo y la falta o exceso de alguno de ellos produciría problemas en el desarrollo del cultivo. 

Para conocer la cantidad de cada uno de los nutrientes que debemos aplicar a nuestro cultivo, debemos conocer el nivel de fertilidad o el estado nutricional de nuestro suelo. Se debería realizar un análisis de suelo en algún momento de nuestro cultivo, ya que si por ejemplo tenemos un suelo rico en potasio podríamos reducir la dosis en este elemento y ahorrar costes en la fertilización de nuestro cultivo. Una vez conocida el nivel de fertilidad de nuestro suelo, debemos conocer la extracción de nutrientes que realiza nuestro cultivo (depende de la producción final esperada) en cada una de las fases de su desarrollo (Tabla 1). 

Tabla 1. Extracciones medias de nutrientes de los frutales de hueso. Guía práctica de la fertilización racional de las plantas. MARM (2011)

Cultivo kg N/t de fruta kg P2O5/t de fruta kg K2O/t de fruta
Melocotonero-Nectarina  3,5 1,71 3,84
Cerezo  6 1,32 3,06
Albaricoquero 3,7 1,32 5,68
Ciruelo  3,5 0,69 3,3

 

Recomendaciones de abonado

A la hora de aportar los nutrientes, debemos tener en cuenta la interrelación existente entre los nutrientes del medio de cultivo (relaciones de sinergia y antagonismo) y la eficiencia del tipo de fertilizante utilizado. Dependiendo de la eficiencia del fertilizante y del método de aplicación utilizado, podemos calcular la dosis adecuada del fertilizante para cubrir las necesidades del cultivo. Utilizar cantidades inadecuadas, inferiores o excesivas de algún nutriente, nos aleja de conseguir el objetivo del abonado que es el adecuar la incorporación de nutrientes a las necesidades de los cultivos maximizando el aprovechamiento de estos. 

 

En la tabla 2 se indica el abonado medio recomendado para las distintas especies de frutales de hueso, calculado para un suelo de textura franca y una fertilidad media con un contenido medio en fósforo y potasio. Aunque estas recomendaciones deberían ser ajustadas en función de los resultados que tengamos en el análisis foliar que deberíamos hacer anualmente.

 

Tabla 2. Abonado recomendado para distintas especies de frutales de hueso (kg/ha).

Cultivo Producción esperada (toneladas/ha) kg N/ha kg P2O5/ha kg K2O/ha
Melocotonero-Nectarina  35 123 60 134
Cerezo  10 60 13 31
Albaricoquero 20 74 26 114
Ciruelo  20 70 14 66

A continuación, debemos definir cuando debemos aplicar cada nutriente para que las aportaciones de los nutrientes se adapten adecuadamente a las necesidades. En la tabla 3 se especifica la distribución de las necesidades totales de nutrientes del cultivo en cada fase o período de desarrollo. En fertirrigación, la aplicación conjunta del agua de riego y los nutrientes, permite fraccionar la cantidad total de nutrientes en 150-200 aportaciones durante la campaña.

Tabla 3. Distribución mensual de los nutrientes sobre la dosis total (%). Guía práctica de la fertilización racional de las plantas. MARM (2011)

Fases N P2O5 K2O
Brotación – Cuajado fruto 15-25 25-35 5-15
Cuajado – Fin crecimiento brotes y frutos 65-45 65-50 85-70
Recolección – Inicio caída hoja 30-30 10-15 10-15

Una vez conocida la cantidad de cada uno de los nutrientes que es necesario aportar para nutrir adecuadamente el cultivo y en los momentos que lo debemos hacer, debemos definir el fertilizante que debemos utilizar y para ello Herogra recomienda:

ABONADO DE COBERTERA FERTIRRIGACIÓN
NEO FERTIGOTA
HEROSOL ORO TECNOPLUS
HEROSOL

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