Cereales de invierno

El cultivo de los cereales de invierno

Los cereales de invierno botánicamente pertenecen a la familia de las gramíneas o Poaceae, caracterizada por tallos cilíndricos, comúnmente huecos, interrumpidos por nudos y hojas alternas que brotan de ellos y abrazan el tallo. Agronómicamente son plantas cultivadas por su grano y que se suelen sembrar en invierno, se desarrollan principalmente en primavera, y se cosechan al principio del verano. Los cereales de invierno cultivados más importantes son el trigo, la cebada y la avena.

Exigencias del cultivo en suelo y clima

Trigo 

El cultivo del trigo se adapta a todos los tipos de suelo salvo a los encharcados, ya que no tolera la asfixia radicular, a los salinos y a los suelos con poca meteorización. Requiere suelos profundos y bien drenados, para el buen desarrollo del sistema radicular que suelen alcanzar más de un metro de profundidad, aunque la mayoría de las raíces se encuentra en los primeros 25 cm. Las exigencias de clima son un invierno no excesivamente frío (las heladas suaves favorecen el desarrollo de las raíces), agua en primavera (300-400 mm de lluvia) y un inicio de verano caluroso. 

Cebada

El cultivo de la cebada prefiere tierras fértiles, pero se adapta bien a todos los tipos de suelo. No tolera bien los terrenos compactados ni demasiado arcillosos, pero sí el exceso de salinidad en el suelo. 

Las exigencias en cuanto al clima son muy pocas, tolerando muy bien las bajas temperaturas de hasta -10ºC, pero necesitan una temperatura mínima para la germinación de 6ºC y de 16ºC para la floración. 

El cultivo de la cebada presenta una mayor transpiración que el cultivo del trigo y por tanto una mayor necesidad de agua en momentos críticos. Aunque en el cómputo total la cebada necesita menos agua por ciclo de cultivo que el trigo, debido a que su ciclo es más corto. 

Avena

El cultivo de la avena es poco exigente en suelo, ya que presenta un sistema radicular abundante y profundo que le permiten extraer los nutrientes del suelo con mucha eficiencia. 

La avena es una planta de clima frío y zonas húmedas, muy sensible a las altas temperaturas sobre todo en la fase de floración y desarrollo del grano. Necesita primaveras muy abundantes de agua debido a que tienen una transpiración elevada, superior incluso a la cebada, aunque el exceso de humedad le perjudica.

Necesidades nutricionales

Para conocer la cantidad de nutrientes que debemos aplicar a nuestro cultivo debemos conocer el nivel de fertilidad o el estado nutricional de nuestro suelo y la extracción de nutrientes que realiza nuestro cultivo (Tabla).

Tabla. Extracciones medias de nutrientes de los cereales de invierno. Guía práctica de la fertilización racional de las plantas. MARM (2011)

Cereales de invierno Kg/1000 kg de grano producido (1)
N P2O5 K2O CaO MgO S
Trigo 28-40 9-15 20-35 5-7 3,5-5 5,2
Cebada 24-28 10-12 19-35 10 5,2 4,1
Avena 24-30 10-14 23-35 6,1

Recomendaciones de abonado

Teniendo en cuenta las extracciones y consideraciones que debemos tener sobre el abonado de los cereales de invierno, presentamos una orientación para la aplicación de nutrientes en base a distintos niveles de la producción esperada.

Tabla. Recomendaciones de abonado para los cultivos de cereales de invierno. ANFFE (2010)

Producción (kg/ha) Abonado de fondo (kg/ha) Cobertera (kg N/ha)
N P2O5 K2O
Hasta 2.000 15-20 30-50 20-30 30-40
2.000 – 3.000 20-25 45-70 25-45 40-65
3.000 – 4.000 25-35 60-90 40-65 65-85
Más de 4.000 35-40 80-130 60-90 85-110

Una vez conocida la cantidad de cada uno de los nutrientes que es necesario aportar para nutrir adecuadamente los cereales de invierno, debemos definir el fertilizante que debemos utilizar y para ello Herogra recomienda:

ABONADO FONDO ABONADO COBERTERA
FOSFOSOL NEO 46 
HEROSOL ORO NEO ESPECIAL CEREALES   
FERTIGOTA LENT NEOGOTA
HEROSOL SULFATÓN
HERONIT

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