El cultivo del tomate para la industria
El tomate, Solanum lycopersicum L., es una planta dicotiledónea perteneciente a la familia de las solanáceas. La planta del tomate destinado para industria debe ser compacta y de crecimiento determinado, con un buen desarrollo foliar que permita cubrir el fruto y evitar quemaduras. Los frutos deben ser resistentes al agrietado, de alta consistencia y de color rojo uniforme con un contenido en sólidos solubles superior a 4,5 grados Brix y un pH del sumo entre 4,2 y 4,4 en el momento de la recolección.
Exigencias del cultivo en suelo y clima
El cultivo del tomate destinado para industria se desarrolla bien en un amplio rango de suelos, temperaturas y es moderadamente tolerante a la salinidad. Prefiere ambientes cálidos, con buena iluminación y drenaje. El tomate requiere una temperatura mínima de 12 ºC para un correcto desarrollo y su temperaturas óptimas se encuentran comprendidas en el intervalo de 25-30 ºC y no tolera fríos ni heladas. La falta de iluminación, la exposición prolongada a temperaturas inferiores a 10 ºC y suelos con mal drenaje afectan negativamente al cultivo.
Necesidades nutricionales
Los nutrientes esenciales para el cultivo del tomate, al igual que el de todos los cultivos, se pueden dividir en macronutrientes primarios (Nitrógeno, fósforo y Potasio) y secundarios (Magnesio, Calcio y Azufre) y micronutrientes (Manganeso, cobre, cloro, molibdeno, zinc, hierro y boro), dependiendo de la capacidad de captar cada uno de ellos. Cada uno de ellos tiene papeles diferentes en los árboles, pero todos son fundamentales para el desarrollo adecuado del árbol y la falta o exceso de alguno de ellos produciría problemas en el desarrollo del cultivo.
Para conocer la cantidad de nutrientes que debemos aplicar a nuestro cultivo, debemos conocer el nivel de fertilidad o el estado nutricional de nuestro suelo y la extracción de nutrientes que realiza nuestro cultivo separada por cada fase de desarrollo (depende de la producción final esperada). Utilizar cantidades inadecuadas, inferiores o excesivas de algún nutriente, nos aleja de conseguir el objetivo del abonado que es el adecuar la incorporación de nutrientes a las necesidades de los cultivos maximizando el aprovechamiento de estos. Las necesidades de este cultivo en condiciones normales se facilitan a continuación, aunque estas deberían ser modificadas dependiendo del resultado que tengamos en el análisis foliar que deberíamos hacer anualmente.
- Nitrógeno: La necesidad anual de nitrógeno para el cultivo del tomate destinado a industria es aproximadamente de 2,2 a 2,4 kg por tonelada de producción. Su uso excesivo puede producir un cultivo demasiado vigoroso, con mala floración y frutos excesivamente grandes, pero su deficiencia provoca una vegetación pobre y de escaso vigor y los frutos pequeños.
- Fósforo: El cultivo del tomate destinado para industria necesita entre 0,4 a 0,8 kg de fósforo por tonelada de producción.
- Potasio: El potasio se necesita en cantidades mayores que las del nitrógeno, siendo aproximadamente de 2,6 a 3,6 kg de potasio por cada tonelada de tomates producidos.
- Calcio: El calcio es un nutriente que influye en el desarrollo de los tejidos vegetales, en el peso específico de los frutos, en la producción y en la calidad de esta, incrementando la dureza y ausencia de frutos “culones”. Además, influye en la actividad fotosintética ante condiciones extremas de altas temperaturas y facilita un desarrollo adecuado ante condiciones de salinidad en el suelo. Ese cultivo necesita aproximadamente 1,7 kg de CaO por cada tonelada de tomates producidos.
- Magnesio: El cultivo del tomate destinado para industria necesita entre 0,3 a 0,6 kg de Magnesio por tonelada de producción.
Recomendaciones de abonado
A la hora de aportar los nutrientes, debemos tener en cuenta la interrelación existente entre los nutrientes del medio de cultivo (relaciones de sinergia y antagonismo) y la eficiencia del tipo de fertilizante utilizado. Dependiendo de la eficiencia del fertilizante y del método de aplicación utilizado, podemos calcular la dosis adecuada del fertilizante para cubrir las necesidades del cultivo.
A continuación, debemos definir cuando debemos aplicar cada nutriente para que las aportaciones de los nutrientes se adapten adecuadamente a las necesidades.
La demanda del nitrógeno va aumentando a medida que aumenta el desarrollo vegetativo, desde el trasplante hasta el inicio de la floración, momento donde su demanda se reduce al parar temporalmente el desarrollo vegetativo. La mayoría del fósforo se requiere en estas fases tempranas del desarrollo de las plantas, para asegurar un buen enraizamiento y una buena floración. En esta fase de floración es donde se produce una mayor absorción de magnesio.
Durante la fase de formación y el engorde de los frutos la demanda de nitrógeno aumenta exponencialmente hasta el inicio de la maduración, momento a partir del cual existe un estancamiento progresivo de la extracción de nitrógeno. La mayor demanda de potasio y el calcio se produce en esta fase productiva.
Una vez conocida la cantidad de cada uno de los nutrientes que es necesario aportar en cada momento para nutrir adecuadamente al cultivo del tomate para industria, tenemos que definir el fertilizante que debemos utilizar y para ello Herogra recomienda:
ABONADO DE FONFO | FERTIRRIGACIÓN |
HEROSOL ORO | FERTIGOTA |
HEROSOL | TECNOPLUS |
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