Fertirrigación del cultivo de tomate en invernadero

Fertirrigación del cultivo de tomate en invernadero

La fertirrigación del cultivo del tomate en invernadero, es decir, el suministro de nutrientes a la planta a través del sistema de riego, se realiza para aportar los elementos nutricionales esenciales para el desarrollo del cultivo que el suelo no es capaz de aportar en una cantidad adecuada.

Pero, ¿Cuáles son las características del tomate? El tomate es una planta que pertenece a la familia de las solanáceas y requiere un clima cálido para su desarrollo. Su temperatura óptima, para un crecimiento adecuado, se encuentra entre 20ºC y 30ºC durante el día y entre 10ºC y 17ºC durante la noche. Por su lado, la humedad relativa óptima para su cultivo se ubica entre el 60 % y el 80 %, estos niveles favorecen el desarrollo normal de la polinización y garantizan una buena producción.

En términos de suelo, el cultivo del tomate no es muy exigente, excepto en lo que respecta al drenaje; no obstante, se obtienen mejores resultados en suelos profundos, de texturas medias, permeables y sin impedimentos físicos en su perfil. La planta de tomate tolera la acidez, por lo que crece adecuadamente con niveles de pH de 5,0 a 6,8, y es medianamente tolerante a la salinidad.
En invernadero, el cultivo del tomate puede extenderse durante los doce meses del año, estando presente en los mercados permanentemente. No obstante, el trasplante del 75 % de las plantaciones de España tiene lugar en los meses de junio, julio y agosto (sobre todo en el mes de julio); en esta época del año, las plantas están sometidas a altas temperaturas, por lo que el disponer de humedad constante en el suelo y una ventilación eficaz es esencial. En cuanto al crecimiento, las plantas de tomate crecen en menor medida en otoño/invierno que en primavera/verano, pues en dichas estaciones se enfrentan a humedades ambientales muy altas e iluminaciones bajas, que pueden afectar a su floración, además de aumentar la probabilidad de ataque de enfermedades aéreas. Por último, el arranque de las plantas de tomate se suele hacer en abril y mayo.

La fertirrigación del cultivo del tomate, se realiza para aportar los elementos nutricionales esenciales, que se pueden dividir en macronutrientes primarios (nitrógeno, fósforo y potasio), macronutrientes secundarios (magnesio, calcio y azufre) y micronutrientes (manganeso, cobre, cloro, molibdeno, zinc, hierro y boro), dependiendo de la capacidad de captar cada uno de ellos. Cada nutriente tiene un papel diferente, pero todos son fundamentales para un desarrollo adecuado de la planta y la falta o exceso de alguno de ellos produciría problemas en el cultivo.

Para realizar una fertirrigación eficiente del cultivo del tomate, primero, es necesario conocer las necesidades del cultivo, es decir, la cantidad de nutrientes que debemos de aportar, teniendo en cuenta la fase fenológica en la que se encuentra la planta. Estas necesidades se corresponden con las extracciones del cultivo (tabla 1), corregidas en función de diferentes parámetros como el tipo de suelo, las aportaciones que realizan el suelo y el agua de riego y las perdidas asociadas normalmente al sistema de fertirrigación (coeficiente de uniformidad, eficacia de la aplicación y fracción de lavado).

Tabla 1. Extracciones de nutrientes del cultivo del tomate (kg/tonelada de producción). Castilla, 1995.

El cultivo del tomate presenta unas exigencias altas de nitrógeno en el crecimiento y necesita de aplicaciones suplementarias después del inicio de la etapa de fructificación. La absorción de potasio aumenta progresivamente hasta la floración, manteniéndose después equilibrada, y es determinante en la precocidad, coloración y calidad de los frutos. Especialmente crítica, en el cultivo de tomate, es la asimilación de calcio, cuya insuficiencia ocasiona frecuentemente grandes mermas en la producción por podredumbre apical (VER), además de afectar gravemente a la firmeza de los frutos y su vida postcosecha.

La aportación de nutrientes se debe fraccionar lo máximo posible, en función de las fases fenológicas del cultivo, llegando al ideal, que sería utilizar el suelo como sustrato y aportar la solución nutritiva (agua de riego + fertilizante) a pequeñas dosis y con elevada frecuencia. Si se dispone de un equipo automatizado de fertirrigación y el suelo es capaz de mantener correctos niveles de aireación, estas aportaciones, incluso, podrían realizarse varias veces al día. La fertirrigación proporcional permite realizar una fertilización a medida del desarrollo de la planta, como si de un sistema hidropónico se tratara, ajustando la solución nutritiva, según los resultados analíticos obtenidos en el seguimiento de la solución del suelo.

Para llevar a cabo este tipo de fertirrigación, se suele usar un sistema de inyección de fertilizantes automatizado de múltiples vías, donde solo es necesario, para conseguir la solución nutritiva deseada, introducir en el sistema las siguientes consignas:

  • Porcentaje de inyección de cada depósito de fertilizante.
  • Conductividad eléctrica (CE).
  • pH de la solución nutritiva aportada.

Las soluciones nutritivas adecuadas, para el cultivo del tomate de invernadero en suelo en el sureste español, que debemos aplicar con el objetivo de cubrir las necesidades tanto nutritivas como hídricas del cultivo del tomate, en cada fase de cultivo, las podemos ver en la siguiente tabla:

Tabla 2: Soluciones típicas usadas en el cultivo del tomate en suelo en el sureste español. Manual práctico de fertirrigación en riego por goteo. Camacho, F. et al, 2013

A la hora de aportar la solución nutritiva teórica, debemos ajustarla teniendo en cuenta la interrelación existente entre los nutrientes del medio de cultivo (relaciones de sinergia y antagonismo) y los nutrientes que aportamos con el agua de riego, para obtener la solución nutritiva real a aportar.

Finalmente, deberemos decidir el tipo de fertilizante que mejor se adapta a nuestras instalaciones, entre fertilizantes líquidos y fertilizantes sólidos solubles, o una mezcla de ambos. Herogra Fertilizantes, cumpliendo con su objetivo de dar soluciones nutricionales altamente efectivas, pone a disposición de los agricultores fertilizantes de la máxima calidad con diferentes especificaciones, para adecuarse a las necesidades individuales de cada cultivo y sistema de aplicación.

Entre las formulaciones fabricadas por Herogra Fertilizantes podemos encontrar tanto fertilizantes sólidos solubles, bajo la marca comercial Tecnoplus, como fertilizantes líquidos claros, agrupados en la gama Fertigota Mixon.

A modo de ejemplo, a continuación, presentamos las consignas que deberíamos introducir en un sistema de inyección de fertilizantes automatizado de múltiples vías, utilizando la gama Tecnoplus y las siguientes soluciones madre: 20% de Tecnoplus Calcio, 12.5 % de Tecnoplus NK, 10% de Tecnoplus MAP, 7 % Tecnoplus SOP y 7.5% Tecnoplus MAG-S. Cabe destacar que, al no tener el análisis de agua, consideramos que no aportamos nada con ella.

  1. Desde trasplante hasta formación de 2º racimo. Incremento de conductividad eléctrica = 2 mS/cm.
  2. Desde 2º racimo hasta formación de 5º racimo. Incremento de conductividad eléctrica = 2,6 mS/cm.
  3. Desde 5º racimo hasta formación de 10º racimo. Incremento de conductividad eléctrica = 2,5 mS/cm.
  4. Desde 10º racimo hasta final de cultivo. Incremento de conductividad eléctrica = 2,13 mS/cm.

 

Para la programación de un plan de fertirrigación para cualquier cultivo intensivo, póngase en contacto con nosotros a través del e-mail departamentoagronomico@herogra.com.

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